jueves, 19 de febrero de 2009

Ventanas desnudas

No tengo cortinas. De manera más apegada a la realidad, debería decir que no uso cortinas porque esos trozos de tela, de pronto gruesos o a veces con la transparencia de la sugestión, son las protectoras de la intimidad, salvaguardas del mundo exterior que con sutileza o violencia, desea entrometerse en nuestro espacio. Son una prenda pues, más que un accesorio decorativo. Pero yo no las tengo; desde hace dos años que habito en este departamento de segundo piso con una inquietante vista hacia el parque Alcalde, porque me gusta esa sensación de estar protegida por la pared y expuesta por los ojos de mi casa, como si se juntaran con los ojos del exterior. El pudor personal es mi propia cortina: sé que no puedo pasearme desnuda por mi sala, ni bailar sin que alguien del edificio de enfrente, o incluso de mis vecinos en su tránsito, me sorprenda y se quede mirando con el aparente permiso que otorga la falta de vestiduras en mis ventanas. Sé que incluso no puedo espiar la calle sin ser sorprendida de inmediato, pero esta inconveniencia no me mortifica, no me apena que si escucho un sonido que no va dirigido a mí pero sí a mi curiosidad y acudo a la ventana, unos ojos inquisidores me miren como si no desearan la presencia de los míos. Ellos están en la calle, yo en mi casa. Pero mis ventanas se han sentido tan cómodas en su desnudez. Incluso, con la hilera de botellas de vino vacías que he puesto en el marco —la mitad bebidas, la otra mitad cocinadas—, ellas parecen felices de estar así, expuestas, abiertas a un mundo tan cotidiano y tan mío. La otra noche me invitaron a sentarme a su lado, con una copita de tequila en la mano, para mirar hacia la ciudad que habita en ellas. Las luces de la calle hasta la madrugada, en busca de esos mirones permitidos que pierden sus ojos en otras miradas.

Publicado en Ocio en octubre de 2003. Ha sido uno de los más comentados, mucha gente me dijo que en su momento lo leyó. La vida ha cambiado desde entonces, pero mis ventanas siguen sin cortinas.

1 comentario:

  1. eres el sueño dorado de todo buen vouyerista ja ja ja me gusto la forma en que te expresas

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